Testimonio: Estudiante Erasmus en Dinamarca

Ir a Dinamarca durante un año como estudiante Erasmus fue una oportunidad que me ofreció mi escuela para mi tercer y último año. Fue una oportunidad imperdible de viajar y conocer otras culturas, algo que pocas veces había tenido la oportunidad de hacer antes.

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Llegué a principios de agosto, un mes antes del comienzo del nuevo curso académico, para participar en un programa ofrecido por la universidad de acogida para aprender danés e introducirme en la cultura local.

Dinamarca es un país muy acogedor para los estudiantes extranjeros. Además de este programa, la universidad me ofreció la posibilidad de encontrar alojamiento y encargarse de todos los trámites necesarios para que sólo tuviera que recoger las llaves a mi llegada.

El alojamiento suele ser una habitación en una residencia de estudiantes: es barato y el ambiente es estupendo. Así que la instalación fue muy bien, y el primer mes que pasé integrándome en el país y con otros estudiantes de todo el mundo fue una experiencia sensacional.

El resto fue igual de bien. El sistema educativo es diferente del francés, y en particular del de las grandes escuelas de donde yo vengo, así que es interesante comparar los distintos enfoques. Obviamente, la cultura sigue siendo occidental, pero hay diferencias en la forma de pensar, divertirse, comer y vivir. Se parece bastante a la idea (muy positiva) que yo tenía de ella, cercana a la cultura «nórdica» que se encuentra en otros países como los Países Bajos y Suecia.

En definitiva, una valoración muy positiva, una excelente elección de destino para un año Erasmus. El único inconveniente es que el nivel de vida es más alto que en Francia, lo que puede resultar frustrante cuando limita las oportunidades de hacer excursiones y descubrimientos, sobre todo cuando se es estudiante. Pero siempre salimos adelante.

Romain

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