5 ventajas de mudarse al extranjero en familia

A medida que se acerca la gran partida, la presión aumenta y las preguntas pasan por tu mente de padre: «¿Se adaptarán mis hijos?», «¿Cómo llevarán lo de estar lejos del resto de la familia?», «¿Qué pasará si no nos gusta nuestra vida allí?».

5 ventajas de la expatriación familiar

Es cierto que no es tarea fácil. Para cada miembro de la familia, significa adaptarse a una nueva vida, a un nuevo país, a una nueva cultura, a nuevos amigos y, a veces, a un nuevo idioma. Para que este proyecto sea un éxito, serán necesarias, por supuesto, conversaciones y una buena preparación administrativa, material y psicológica.

Por supuesto, habrá algunos aguafiestas que juzgarán tu decisión como inconsciente, egoísta y poco meditada, y compartirán contigo su incomprensión. La culpa y las dudas empañarán regularmente (o incluso estropearán) tu entusiasmo, alegría e impaciencia en los meses previos a tu partida. Por no hablar de unas cuantas noches en vela y chocolatinas tragadas… 😉

Y sin embargo… es sin duda una de las mejores decisiones que tomarás nunca, tanto para ti como para los niños. Te espera una aventura maravillosa (aunque no está exenta de dificultades).

Por otra parte, se tiende a pensar que expatriarse en solitario o en pareja tiene más ventajas que hacerlo en grupo: es más práctico, más sencillo, etc. Quizá durante la fase de preparación (menos papeleo, no hay que buscar colegios ni guarderías, presupuesto, etc.), pero una vez allí: ¡ni hablar! ¡¡¡¡En la fase de preparación, tal vez (menos papeleo, no hay que buscar escuelas o guarderías, presupuesto, etc.), pero una vez allí: ni hablar !!!!

He aquí la prueba número 5 de que vivir en el extranjero en familia tiene muchas ventajas. Expatriarse en familia te permite :

1- Fortalecimiento de la familia

Ante las dificultades y lo desconocido, la gente tiende a refugiarse en sus allegados.
«La unión hace la fuerza» es un dicho que resulta especialmente cierto durante una expatriación: al enfrentarse a las dificultades de la vida en el extranjero, los miembros de una misma familia se mostrarán más solidarios entre sí de lo que lo harían en casa. No hay nada comola expatriación para unir más a una familia: los lazos se forjan, las confidencias se hacen más comunes, los momentos compartidos son más numerosos y los recuerdos, inolvidables.

2- Integrarse más rápida y fácilmente

¡Viva la escuela! Es una forma estupenda de que nuestros pequeños hagan nuevos amigos y descubran que la amistad trasciende las fronteras.
Pero la buena noticia es que los padres también se beneficiarán 😉 Por lo que respecta a los adultos, la escuela es uncaldo de cultivo maravilloso para posibles conocidos y amigos. Los padres que traen a sus hijos a esta escuela tienen mucho en común contigo: los niños (Bonjour Monsieur La Palissade), el barrio, las preocupaciones y las actividades.
Hay muchas cosas de las que hablar, lo que facilita el acercamiento: deberes, profesores, piojos, etc. 😀 No hay nada como esperar horas en un banco (hasta que acaba el partido de Junior) para entablar conversación con otro «commis d’office»: el tiempo vuela, ¿no crees? 😉

3- Aprende una lengua mucho más rápido

Aprender una lengua extranjera es imprescindible en algunos países, y también en este caso es útil contar con varias personas que se enfrenten al mismo «problema».
Prepárate mentalmente para que tus hijos te tomen por el cuello: ir a la escuela local o a casa de los vecinos, por no hablar de que sus cerebros están menos «arrugados» y son más esponjosos que el tuyo, les permitirá aprender a la velocidad del rayo.
Es gratificante para ellos («Hablo mejor que mamá», «Papá, con tu acento, el hombre no entiende nada»), desafiante y conmovedor para ti: todos os beneficiáis y aprendéis y domináis la lengua local más rápidamente que si os hubierais ido al extranjero solos o en pareja.

4- Positivizar


Contrariamente a la creencia popular, la vida en el extranjero no siempre es idílica: a menudo se ve salpicada y empañada por momentos de duda y/o melancolía. Solo, o incluso en pareja, es más fácil entristecerse, deprimirse y «llorar por tu suerte». Con niños, en cambio, tienes que poner cara de valiente, demostrar una actitud positiva y superar tu propia nostalgia, sobre todo si tus hijos se han mostrado reacios al traslado al extranjero desde el principio o lo han vivido como un desarraigo.
A nosotros nos corresponde tranquilizarles, demostrarles a diario los méritos y beneficios de la expatriación, y hacer que quieran integrarse: destacamos los aspectos buenos de su nueva vida, les felicitamos, les animamos, les admiramos por su rapidez y facilidad de adaptación y, sobre todo, mostramos paciencia.
Al hacerlo, no tenemos tiempo de compadecernos de nosotros mismos, y aprendemos a superar nuestra morriña y a apreciar las cosas buenas de esta maravillosa aventura familiar.

5- ¡Descubre, descubre, descubre!

Como continuación lógica del punto anterior, para asegurarnos de que nuestros hijos (y nosotros mismos, por supuesto) disfrutan de su vida en el extranjero, nos aseguramos de que cada día libre sea extraordinario: visitamos un lugar nuevo, participamos en una actividad local, asistimos a una fiesta tradicional, conocemos a los lugareños, etc. También nos aseguramos de que nuestros hijos disfrutan de su estancia en el extranjero.
En resumen, no te quedas encerrada en casa : sales y haces de cada salida una aventura… mientras que sola, la tentación es quedarse en casa, pasar horas en Internet o delante de la tele… ¡y perderte muchas cosas!
En resumen, mudarse al extranjero con tu tribu tiene su parte de miedos, esfuerzos y escollos, pero padres, creedme, si tenéis la oportunidad de vivir esta maravillosa aventura, merece la pena. 🙂

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